lunes, 7 de enero de 2013

LA CUADRILLA DE LOS LOBOS EN LA SOMBRA CANTA UN AGUILANDO A LOS VETERANOS DE LA FUENTE


EL CONFIDENCIAL DE FL (FL Confidential) ha sabido que el pasado 4 de enero tuvo lugar un encuentro singular en la casa SERRANO del paraje de Los lobos, pago de La Fuente. Armados de laúd (Chema), guitarra (Mateo) y pandereta (Juan Álvarez), provistos de una libretilla como aquellas donde nuestras abuelas tenían apuntadas las recetas, ingredientes y medidas de las tortas, mantecaos, royos, cordiales, zurullos y demás delicatesen de Pascua, al calor de la lumbre de leña de almendro y alumbrados por la tibia y vacilante luz de tres velas, estos juglares de ocasión, bajo la dirección sabia y prudente del tío Juan, compusieron y arreglaron 13 coplas de aguilando para contar la historia de cómo se gestó la Asociación de veteranos y se consiguió el mejor campo que se ha visto en La Fuente para darle patadas a un balón.
Como quiera que Juan inició su militancia en la antigua cuadrilla de auroros de La Fuente en el año 1948 junto a su quinto José el librillano (véase el magnífico libro de Norberto López Núñez que se ha publicado a finales de 2012), hermandad que presidía mi abuelo el tío José de las telas y su compadre el tío Martínez, abuelo a su vez del presidente de la AVFL, a saber, el Pío.
En la última convivencia de la AVFL, celebrada en el puente de la Constitución, tuve la oportunidad de oír a Juan cantar unas coplas de aguilando y su estilo cantaor hizo que resonara en algún recoveco de mi memoria el recuerdo de los cantes que alguna vez debí escuchar en los años en que desaparecía la hermandad y cuadrilla de La Fuente y que difieren del estilo patiñero que se ha impuesto en el pueblo merced a su generosa aportación para la recuperación de esta tradición . Esto no es una crítica. Siempre estaremos agradecidos al patiñero y a los patiñeros actuales. Siempre reconoceremos la gran valía de la actual cuadrilla de La Fuente. Lo mío es una impresión muy subjetiva y probablemente muy errónea. El caso es que me dije: tengo que grabar a Juan; es como el último de los mohicanos o el último de Filipinas. Ese día en Los lobos, medio a oscuras, sin previo ensayo, con este mismo portátil con el que ahora escribo, grabamos este documento sonoro para que La Fuente pueda recordar cómo se cantaba el aguilando.


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